El estado de alarma está poniendo nuestra estructura laboral frente al espejo: las escalas más bajas, algunas de las cuales apenas alcanzan el salario mínimo interprofesional (SMI) en condiciones de precariedad máxima, son las que mantienen con pulso a la sociedad y permiten a las escalas intermedias y altas resistir el confinamiento en sus casas. Los primeros, ya sean cajeros, transportistas, mensajeros o temporeros agrícolas, se exponen diariamente al contagio del Covid-19 porque no tienen posibilidad de teletrabajar.
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