Al establecer unos límites de precios ficticios en zonas con más demanda, los inquilinos no tardan en arrendar parte de esas viviendas o realquilarlas a precio libre, operando en B y saltándose la ley.De este modo, los jóvenes más solventes arrasan con los pisos de alquiler más baratos que aparecen en los barrios de clase obrera para subarrendarlos, a escondidas del propietario y de la ley, y obtener una elevada retribución. De este modo, no solo conseguirán pagarse el alquiler, sino que también obtendrán un importante beneficio.
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