Soy una incoherente: he tenido una hija, pero no aguanto ni una tarde de parque sin mirar la hora con impaciencia. Pienso en una frase que leí en un foro de crianza: "Haberte comprado un pez de colores". Es lunes de custodia compartida y cada semana toca la reacomodación a una dependencia diferente. Cuando inicio semana sin niña afronto mi dependencia a la acción, la sociabilidad, la medida de un tiempo –más o menos– propio. Tengo que lidiar con la ambición de los planes contradictorios: "Esta semana, como no tengo a la niña, dormiré mucho..."
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