Tras más de 130 años con nosotros, esta fin de semana hay que decir adiós a la bombilla incandescente, la de toda la vida. A partir del 1 de septiembre ya no se podrá fabricar ni distribuir, y solo veremos en las tiendas las unidades que vayan quedando en los almacenes. En 2016 deberá haber pasado a la historia en la Unión Europea. Diremos hasta siempre pues a una tecnología que revolucionó la vida de la humanidad pero cuya eficiencia en la época en que vivimos no es admitible ya. Demasiado calor y poca luz.
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