Cuando la irlandesa Jean O’Donoghue regresó a Arcos se encontró con su casa ocupada, concretamente por el hijo de un vecino que, sin escrúpulo alguno, arrojó a la basura enseres, muebles, libros, fotografías...; objetos que de algún modo pudieran dejar rastro de los anteriores inquilinos, eliminando así la historia de la pareja. Afortunadamente, otra vecina que se percató de la situación pudo recuperar esos objetos y enseres para cuando Jean regrese a su hogar.
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