Los científicos responsables de esta investigación diseñaron una versión muy simplificada del póquer y pusieron a jugar a un grupo de personas, entre sí y contra un ordenador. Durante las partidas analizaron la actividad cerebral de los participantes mediante una Imagen por Resonancia Magnética funcional (IRMf), y descartaron las zonas que se activaban tanto contra un rival humano como contra un rival informático. Hasta que sólo quedó la conjunción temporal-parietal. Midiéndola los científicos pudieron predecir las decisiones del jugador.
|
etiquetas: cerebro , neurociencia , rival , póquer