Piden ayuda a transeúntes en la calle para buscar un cerrajero en su móvil, pero lo que buscan es que cliquen en anuncios pagados por su competencia. Las empresas fijan un presupuesto máximo para su publicidad en Google y, cuando se supera, la campaña desaparece. Es decir, los afectados primero pierden la inversión y, después, la visibilidad. Los cerrajeros llegan a abonar más de 30 euros por una sola visita al anuncio porque se suelen traducir en clientes: quien busca 'cerrajero barato' es porque lo necesita.
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