La organización Greenpeace se ha declarado responsable de repartir a todos los vecinos en un radio de 30 kilómetros alrededor de la central nuclear de Pickering un set de falsas pastillas antirradiación junto con unas instrucciones para tomar la sustancia desconocida como medida de precaución ante un accidente nuclear. La acción pretendía llamar la atención para el cierre de la central. Los objetivos de la campaña fracasaron ya que muchos vecinos llamaron a la policía cuando descubrieron las extrañas pastillas a las puertas de sus casas.
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