Un día del mes pasado, María Palma y su prima, Pepa Cabra, discapacitada y de la que es tutora legal, viajaron a la capital desde Albuñuelas, la localidad granadina donde viven, para una revisión médica. Al salir del ambulatorio, María desvió la mirada hacia el suelo y… «allí estaba. Miré para todos lados antes de cogerla, buscando a su dueño, pero no había nadie. La abrí un poco y vi que había muchos billetes de 500 euros. Me puse muy nerviosa», explica la granadina.
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