La condena impuesta por el dictador Francisco Franco sentenció a Miguel Hernández a la muerte, pero las duras condiciones de la prisión alicantina provocaron el empeoramiento de la salud del escritor. Lo que mató al poeta fue en realidad la tuberculosis, conocida popularmente como "la gran simuladora", enfermedad, provocada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis y también conocida como tisis o mal del Romanticismo. Así lo afirma Ignacio López Goñi, catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra
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