Mientras el filántropo George Soros, de puertas de la cumbre para dentro, exigía a la Comisión Europea que se pusiera las pilas, un grupo de gitanas del barrio cordobés de Las Moreras explicaba a Público sus penurias de puertas de la cumbre para fuera. "Porque está claro que nosotras no podemos entrar ahí, ¿no?", se pregunta excéptica Rosa Rodríguez, una joven de 30 años con su hijo de tres meses en los brazos. No han estudiado, no tienen trabajo y se sienten discriminadas por ser gitanas. Venden romero en los alrededores de la Mezquita.
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