La antigua torre de radio de la ciudad rusa de Elektrostal es una antena de comunicaciones abandonada de más de 215 metros de altura que el año pasado cobró notoriedad cuando unos chicos subieron a su cúspide para hacerse unas fotografías. Locos, inconscientes, atrevidos… todos los adjetivos que entonces se vertieron sobre ellos se quedan cortos para definir la afición de Oleg Dexter y Eugene Basik, también dos rusos que han adoptar la torre como su gimnasio particular.
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