Aceptando todas las opiniones contrarias, la mía es que, con sus defectos y sus errores, como futbolista y persona, Gerard Piqué me representa. Gerard Piqué, saco de boxeo o ídolo, se quebró por dentro. Fueron las lágrimas de quien sufre. De quien, pese a quien pese, piensa lo que dice y dice lo que piensa. Después de un día de tensión política y cargas policiales, de un debate sobre lo legal y lo ilegal, de un día donde todos dijeron haber ganado y todos perdimos, Piqué jugó en un estadio vacío. Y cuando acabó, lejos de correr a esconderse de
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