Ni comen ni dejan comer. Ninguno de los grandes monopolios de la energía que operan en Canarias se mostró hasta ahora interesado en prestar al Puerto de La Luz un servicio esencial para cumplir con la normativa europea de reducir emisiones de CO2 de los buques. Pero ni Disa, ni Endesa ni ninguno de los grandes operadores portuarios vieron una oportunidad de negocio en instalar una planta de gas natural licuado, hasta que una empresa mediana de raíz ecuatoriana dio con la clave de cómo rentabilizar el proyecto: generando electricidad.
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