Tras las pruebas a las que fue sometido, los norteamericanos quedaron sorprendidos por su facilidad de manejo (se aprendía a usar en la mitad de tiempo que un M16), su alta capacidad de munición, la sencillez de su montaje y desmontaje en el campo, su robustez y su extraordinaria precisión. Era, en suma, el fusil ideal. Un recluta tenía un 50% más de probabilidades de acertar armado con un G11 que portando un M16. Ahora bien, ¿por qué no esta en servicio esta maravilla?
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