A pesar sus errores, Los últimos Jedi es una película que acaba ganando al espectador gracias a dos armas secretas: por un lado está su capacidad para construir momentos sobresalientes, instantáneas que perseguirán a los aficionados durante los años venideros gracias a una habilidad cinematográfica extraña en este tipo de producciones; por otro, sobre todo, están los actores y los personajes, que por fin consiguen en su mayoría explotar el potencial que se les pudo ver en El despertar de la Fuerza. Ganará con el tiempo.
|
etiquetas: star wars: episodio viii , los últimos jedi , rían johnson , george lucas