La comisión que elaboró el informe final al gobierno japonés encontró dosis imperdonables de ignorancia y arrogancia tanto en directivos como en las organizaciones dedicadas al negocio de la energía nuclear. La empresa pasó por alto tanto las normativas como la seguridad pública. El informe revela un desmedido énfasis en los beneficios de la compañía a expensas del bien público.
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