[c&p] El escape radiactivo de Ascó I (Tarragona) del pasado noviembre ha puesto en evidencia que la nuclear sufre deterioros que la planta no había controlado. La central, propiedad de Endesa, padece corrosiones de las que nada hubiera sabido de no ser por esa fuga: el análisis químico de una muestra de las partículas emitidas entonces ha detectado la presencia de plomo, metal que precede a un tipo de corrosión especialmente agresiva.
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