Son icónicas sus fotografías prostituyéndose con peinados ochenteros en las calles del Seattle. Forman parte de la historia del fotoperiodismo. Sin embargo, la vida de Tiny no se quedó congelada como una imagen. Siguió, y se enganchó a la heroína, la cocaína y el crack para, en ese estado, tener diez hijos. Algunos de ellos con problemas por haber estado expuestos a la droga en el vientre. El autor de Streetwise volvió a encontrarse con ella cuando tenía 44 años y repasó su vida.
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