Del “soltero de oro” al “separado de hojalata”. En nuestro ámbito se disparan los índices de violencia contra padres ancianos, las tasas de suicidio en jóvenes de entre 30 y 40 años, y el resentimiento de la generación más joven, cuyas perspectivas no pueden ser menos halagüeñas, en términos laborales y de pareja. Y todo ello en un país que en el año 2008 contaba con un número de 2 millones de viviendas vacías, medio millón arriba o abajo.
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