La industria nacional de fabricación de mascarillas alentada por Emanuel Macron al inicio de la crisis del coronavirus, no sabe que hacer con las más de 40 millones de unidades fabricadas, y que los clientes no quieren. El consumidor prefiere las provenientes de Asia que además son desechables. También las grandes empresas están optando por suministras mascarillas desechables a sus empleados, porque no hay que lavarlas ni estar pendiente de modelos y calidades. La Unión de las Industrias Textiles pide que el Estado compre este excedente.
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