Aunque para muchos la diferencia entre la F1 y la Fórmula E es demasiado grande, esta se está recortando de forma paulatina. Como ejemplo los 490 millones de audiencia a la que ha llegado la primera el pasado año, que podemos comparar con los 205 millones que estima tienen las carreras de coches eléctricos. Pero esto es sólo una parte de una transición que poco a poco está suponiendo un trasvase no sólo de audiencia, sino también de ingresos publicitarios y espectacularidad de las carreras.
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