Puede que los investigadores seamos feos, tímidos, hipócritas, vanidosos, impacientes, obsesivos, rencorosos y egoístas. En general somos también muy malos en la cama. Pero tenemos sentido del humor. Hoy tengo el honor de presentaros a Brendan McMonigal, un estudiante de doctorado en el Departamento de Física de la Universidad de Sydney, que propuso matrimonio a su novia a través de un artículo científico.
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