Pase lo que pase en Cataluña, ya solo quedará un camino posible. Una lectura del último discurso del president. Es mediodía y Cataluña es un campo de batalla. Los ciudadanos de Barcelona hacen frente a la Policia Nacional mientras que en los pequeños pueblos de Girona, Lleida y Tarragona resisten como pueden las razias aleatorias de la Guardia Civil. Todos lo vemos todo a través de la pequeña pantalla: la sangre y los votos se suceden. La tensión es máxima, y todavía se esperan más cargas de las fuerzas del estado.
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