Era un escándalo huérfano de nombres. La quiebra en 2001 de ISL, la agencia de márketing y de derechos televisivos ligada durante años a la FIFA, generó unas pérdidas cercanas a los 100 millones de euros al organismo presidido entonces por Joseph Blatter y permitió descubrir que decenas de dirigentes de la propia FIFA habían recibido en total unos 90 millones en sobornos por parte de ISL. Las pérdidas fueron enjugadas en años sucesivos, pero la lista de los dirigentes sobornados, en poder de Blatter, no se hizo pública hasta este miércoles.
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