Esta obra sigue la belleza del ukiyo-e, que significa "el mundo flotante", ese mundo de ensueño y no muy allá de los grabados japoneses donde todo parece fugaz y como si estuviera a punto de desvanecerse. Si añadimos ese estilo a los insólitos avatares de las tradiciones japonesas -toda esa cultura y esos trajes-, obtenemos un objeto de belleza e interés.
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