El pelotazo del Calderón (Madrid), ideado en pleno boom inmobiliario para aliviar la deuda que arrastraba el club, consiste básicamente en recalificar los terrenos que ocupan el estadio y la cervecera Mahou junto al río Manzanares, construir en lugar del campo un lago y una zona verde y trasladar el ladrillazo o “edificabilidad lucrativa” a la parcela colindante de 175.000 metros cuadrados y, finalmente, soterrar la M-30 a su paso por la zona. Finalmente, será la constructora presidida por Esther Koplowitz quien asuma su desarrollo.
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