Para despreciar a la guerrilla Colombiana de las Farc bastaría recordar sus aficiones criminales. Pero es que, además, son detestablemente ricos, lo que significa que tras de ladrones, también bufones. Hace años que las Farc se dedicaron a ser una empresa dedicada a todo tipo de delitos como el secuestro y el narcotráfico, entre otros. El negocio es tan bueno que no hay razón para dejarlo.
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