Los tres miembros de la familia de Alcalá de Guadaira (Sevilla) que fallecieron el 14 de diciembre sufrieron una intoxicación al inhalar fosfina, un derivado de un plaguicida llamado fosfuro de aluminio, del que almacenaban gran cantidad de tapones de envases en su cuarto de baño. Según el informe definitivo entregado al juez, la muerte se produjo de manera accidental debido al fosfuro de aluminio, un plaguicida que, en contacto con el agua o la humedad, se transforma en un gas muy tóxico llamado fosfina, que provoca la muerte en pocas horas.
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