El Liverpool se encontró con un inesperado enemigo en el campo del Sunderland. Una pelota de playa roja, con el escudo red para más señas, lanzada desde la grada desvió la trayectoria del balón y acabó en las redes de la portería de Reina. Pese a las protestas de los jugadores visitantes, el árbitro dio el gol.
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