Su aceite se empleaba para el alumbrado público y la iluminación de interiores. También para la fabricación de medicinas y cosméticos. Con sus barbas se confeccionaban faldas, corsés y sombrillas. La piel servía para hacer cinturones, bolsos y cuerdas, y sus huesos eran útiles como material de construcción. Su carne era especialmente demandada en Francia, aunque también en España y Flandes gustaba su sabor. En el País Vasco, sin embargo, no tuvo mucho aprecio gastronómico. Esta gran utilidad de todas sus partes hizo de la ballena un animal ...
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