La explotación laboral ha provocado el cierre de un laboratorio y la disolución del grupo de investigación de Oncología Traslacional de la Universidad del País Vasco (UPV). Antonio García Blesa, un investigador postdoctoral en Inmunología, denunció en su día las malas condiciones laborales que le imponía la responsable del grupo, como obligarle a realizar jornadas de "hasta 12 y 13 horas diarias". García Blesa estaba contratado a tiempo parcial por la UPV con un 70% de dedicación proporcional a una semana laboral de 35 horas.
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