Un equipo de investigadores del IMEDEA (CSIC-UIB) han determinado los efectos de ratas y conejos sobre la vegetación de Cabrera, explicando así la lenta recuperación de la garriga en las zonas abandonadas de cultivo. Parece ser que la situación puede ir a peor, debido a que el parque ha puesto en marcha una campaña de erradicación de depredadores para minimizar el impacto de la presencia de estos sobre la población de aves marinas.
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