Se trata de una demostración que empezó en 1927, cuando Thomas Parnell -profesor de Física en la Universidad de Queensland en Australia- se ingenió una manera de demostrarle a sus alumnos que el alquitrán, un derivado del carbón mineral que es tan frágil que lo puedes romper con un martillo, es en realidad un fluido muy viscoso. De hecho fluye a temperatura ambiente, sólo que extremadamente lento.
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