«En los últimos meses hemos asistido a un ataque sistemático a la utilización de los espacios públicos para todo aquello que resultase molesto al régimen de turno (...). También podría contaros casos de (...) acciones artísticas (...) sin ánimo de lucro terminaron sin llevarse a cabo ahogándose en la maraña burocrática que significa pedir un permiso al Ayuntamiento. Mientras (...) grandes empresas de telefonía o grandes almacenes copaban plazas enteras con sus logos por doquier en tremendos y ruidosos eventos de márketing».
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