Ese movimiento que nació para concienciar sobre el acoso sexual se está convirtiendo en una demencial maquinaria de asesinato de reputaciones. Si a las denuncias anónimas le añadimos la otra parte de la ecuación, el “yo sí te creo”, tenemos ya los elementos de una persecución inquisitorial.
|
etiquetas: #metoo , feminismo , acoso sexual , machismo