Un exagente de la Guardia Civil, de 54 años y que estuvo destinado en el municipio mallorquín de Inca, se enfrenta a penas que suman 29 años de cárcel por presuntos abusos sexuales a un chico de 15 años y otro de 17. Unos tres meses después de tener el primer contacto y a pesar de que ya conocía que se trataba de un menor de edad, el procesado convenció al chico para verse en la estación de tren de Inca para mantener relaciones sexuales, por las que le daría un teléfono móvil de una determinada marca.
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