En comparación con Asia o los EEUU, la industria europea de semiconductores es diminuta. Después de años a la baja, por fin se aprecian signos de recuperación. Pero las empresas europeas de chips, sensores y semiconductores siguen sin poder hacer frente a gigantes como Intel, Qualcomm o Samsung. Con un valor de 250 millones de euros, la microelectrónica en Europa quiere recuperar terreno y por ello desde principios de este año las principales empresas han presionado a la Unión Europea para que se financien sus investigaciones.
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