El último libro de la brillante filósofa feminista Ana de Miguel es, ya desde su título, toda una declaración de intenciones, una manera de abrir fuego y de agitar las conciencias sexistas -que aún son legión-: su Ética para Celia (Ediciones B) aspira la universalidad igual que lo hizo la Ética para Nicómaco del mismísimo Aristóteles, aunque este último cayese en el colchón blando que el patriarcado lleva amasando siglos y sonase, de entrada, interpelante hacia toda la humanidad yendo abiertamente dedicado a un hijo, a un hombre...
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