Hoy quiero compartir una breve reflexión, en forma de minuto y medio de vídeo, sobre la estupidez y sinsentido de ese sentimiento llamado orgullo nacional que las élites han sabido manejar en su propio provecho, una y otra vez, a lo largo de la historia. El encargado de poner las cosas en su sitio es el cómico George Carlin. Bien es cierto que mucha gente (los de las banderitas en el balcón, p.e) se sentirá incómoda con esta crítica… a nadie le gusta que cuestionen sus creencias, y más si las ridiculizan.
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