Javier Martínez, propietario del locutorio de Santutxu atracado el pasado jueves, era ayer un hombre roto e «indignado». No tanto porque su negocio fuera asaltado como porque uno de los tres encapuchados de la banda que encañonó a una dependienta y un cliente era puesto en libertad. El empresario alaba la actitud de la Policía, pero pone en entredicho, en cambio, la actuación de la Justicia con los delincuentes. «Entran por una puerta y salen al poco tiempo por otra»
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