Una mezcla de entusiasmo tecnológico y humaritarismo llevó a un coronel de las Fuerzas Armadas de EEUU a idear un arma que, de momento y que sepamos, no ha llegado a fabricarse. Se trata una barrera de espuma de gran densidad que debía rodear a los barcos enemigos para inmovilizarles “sin causar bajas entre la tripulación”. El uso de la espuma se contemplaba para tres casos concretos: los piratas somalíes, los barcos de guerra de Irán en el Estrecho de Ormuz y la base de submarinos bajo tierra en la isla de Hainan.
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