Investigadores alemanes del Instituto Fraunhofer han experimentado con un ligero polvo de aluminio que podría sustituir las placas de acero en los buques y reducir su peso hasta en un 30%. Un barco más ligero significa más carga útil, menos viajes, menos consumo de combustible y menos emisiones de CO2. El material ni siquiera rompe con altas tensiones; sólo se deforma, lo que significa que un casco de barco podría incluso soportar el choque de placas de hielo, lo que permitiría abrir a la navegación el norte de Europa durante todo el año.
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