Cae la tarde y las parejas de enamorados desempolvan su palo de selfies y lucen ufanos su amor en parques, restaurantes e idílicas playas. Ahora bien, el resultado no siempre está a la altura de lo que imaginaban los amantes y en lugar de despertar la envidia entre el resto de los mortales, las imágenes del idilio desencadenan un profundo resquemor hacia el género humano en general y hacia las parejas en particular.
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