Decía Ramon Trias Fargas que Catalunya no sería independiente hasta que no se la obligara. La masiva protesta del sábado no refleja esquizofrenia en los catalanes. Más bien demuestra que una España en la encrucijada está obligada a tomar una decisión: si quiere que el matrimonio sobreviva, debe aplicar el espíritu de la selección campeona del mundo al resto de la sociedad, la política y los medios de comunicación. Si, por otro lado, a España no le importa que se cumpla el sueño de Trias Fargas, sólo tiene que dejar que sus políticos (...)
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