En España cuando una gran empresas presenta suspensión de pagos pierden los acreedores, los trabajadores y los accionistas minoritarios. Los gestores culpables del desastre consiguen unas largas vacaciones disfrutando de la pasta que han trincado; y en pocos años los tendremos al frente de algún otro chiringuito con su "prestigio de gran empresario y gestor" intacto. No van a ver mermado su patrimonio personal real (el valor de las acciones era humo) ni su calidad de vida, NI SIQUIERA PERDERÁN CONSIDERACIÓN SOCIAL y aquí no habrá pasado nada.
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