Las importaciones españolas de gas natural licuado (GNL) procedente de Rusia no paran de crecer pese al contexto bélico, en lo que supone subir un nuevo escalón más en la apuesta por las infraestructuras gasísticas que España está haciendo a pesar de una crisis climática que ha dejado un verano especialmente inusual, y cuyas consecuencias en materia de consumo energético, sequía y afección al sector agrícola, entre otras, están aún por determinar.
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