Willard Wigan es capaz de manejar el cuerpo con la misma frialdad que un robot. Este singular artista británico —nació en Birmingham en 1957— es el autor de las esculturas más pequeñas que ningún ser humano haya culminado jamás. Sus obras son tan diminutas que resultan invisibles para el ojo humano y sólo pueden ser percibidas mediante lupas o microscopios.
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