El pueblo idílico de Bustarviejo vive con su escuela al borde del colapso. Profesores que no dan más de sí, clases con alumnos fuera de ratio, niños con necesidades especiales que todavía no han recibido un diagnóstico y un centro que se queda pequeño. En la sierra norte, a 55 kilómetros de Madrid, el pulmón de la región tiene un polvorín entre sus montañas: el claustro al completo de la escuela rural Montelindo empezará el próximo lunes unos paros hasta nuevo aviso. Los profesores ya no pueden más y han decidido jugársela al todo o nada.
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