El sistema Hjalli incluye un currículo de género en el que la mayoría del día niños y niñas están separados y que trabaja en enfrentar las debilidades de cada sexo, compensándolas. “A los chicos les enseñamos a comunicarse, a que hablen sobre sus sentimientos y a que se hagan cargo los unos de los otros”. Los niños de Hjalli se lavan los pies o se peinan los unos a los otros. Cuando abandonen la escuela serán feministas en el país más igualitario del mundo, coronado por el Foro Económico Mundial durante nueve años.
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